Gn 2:7-8 (RV60) Entonces Jehová
Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de
vida, y fue el hombre un ser viviente. 2: 8 Y Jehová Dios plantó un
huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.Gn 2:15 (RV60) Tomó, pues, Jehová
Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo
guardase.Seguramente todos
conocemos esta parte de la escritura Bíblica pero hay una parte que
pocos conocen.Cuando Adán estaba
en el Jardín de Edén, Dios le envió un libro por mano de Raziel, el ángel
encargado de los misterios sagrados.En este libro había inscripciones superiores que
contenían la sabiduría sagrada, y setenta y dos ramas de sabiduría expuestas de
modo de mostrar la formación de seiscientos setenta inscripciones de
misterios elevados.
En medio del libro
había un escrito secreto que explicaba las mil y quinientas llaves que no
estaban reveladas ni siquiera a los ángeles santos, y que estaban todas
cerradas en este libro hasta que llegó a las manos de Adán.
Cuando Adán lo
obtuvo, lo rodearon todos los ángeles santos para oírlo leer el libro, y cuando
empezó, exclamaron: ―Exaltado seas, oh Señor, por encima de los cielos, que tu
gloria sea por encima de toda la tierra.
Entonces le fue
enviado secretamente el ángel Hadarniel para decirle: ―Adán, Adán, no reveles
la gloria del amo, pues sólo a ti, y no a los ángeles, es dado el
privilegio de conocer la gloria de tu Amo.
Por eso lo guardó
consigo secretamente hasta que dejó el Jardín de Edén.
Mientras permaneció
allí lo estudió diligentemente y empleó constantemente el don de su Amo hasta
que descubrió misterios sublimes que ni los ministros celestiales conocían.
Dios mostró a Adán
los rostros de todas las generaciones futuras, de todos los hombres y de todos
los reyes que estaban destinados a gobernar sobre Israel.
Cuando vio a David
que estaba destinado a morir tan pronto naciera, dijo:
―Yo le cederé setenta años de mi vida, y así
ocurrió.
A esto se refirió
David cuando dijo:
―Pues Tú, oh Señor,
me has alegrado con tu obra, yo triunfaré en las obras de tus manos en
este pasaje las expresiones :
―obras‖ y ― obras de tus manos se refieren a Adán, que fue hecho por Dios y no por carne y sangre.
De ahí que los días
de Adán se acortaron en setenta años de los mil a que hubiera tenido
derecho a vivir.
Pero, cuando Adán fue expulsado del Jardín de
Edén, al transgredir la orden de
su amo, el libro huyó de él, entonces Adán se golpeó su pecho y lloró, y
entró en el río Gibón hasta su pescuezo, de modo que todo su cuerpo se volvió
arrugado y su rostro se tornó macilento.
Entonces Dios hizo
una señal a Rafael de devolverle el libro, y Adán lo estudió por el resto de su
vida.
Adán se lo dejó a su hijo Seth que, a su vez, lo
transmitió a su posteridad, y, así, hasta que llegó a Abraham, que aprendió de
él cómo discernir la gloria de su Amo.
YHASHÙA les bendiga con todo discernimiento en las sagradas escrituras.
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